La Santa Sede, a través del Dicasterio para el Clero, ha dado el visto bueno para que la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), de forma experimental, consienta el acceso también a las personas homosexuales en los seminarios transalpinos. Esta novedad, que supone un elemento de apertura, representa al mismo tiempo una consolidación de la postura del Vaticano acerca del acceso al sacerdocio.
En términos generales, es indiferente que una persona tenga una determinada tendencia sexual. Lo esencial, para la Iglesia Católica, es que quien entra en un seminario tiene la obligación de vivir en la "castidad" y el "celibato". Las nuevas reglas para el acceso a los seminarios italianos han entrado en vigor esta semana y tendrán una validez de tres años.
El documento aprobado consta de más de noventa páginas y, en el tercer capítulo, se aborda la temática vinculada a las personas homosexuales. En relación a esto, "la Iglesia, aun respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en los seminarios a aquellos que practican la homosexualidad". Esta "práctica" se impide tanto a heterosexuales como a homosexuales al obstaculizar su entrada en un seminario.
Para la CEI, la limitación de acceso a los seminarios va más allá de la mera tendencia sexual de una persona, enmarcándose en la centralidad de la castidad y el celibato del futuro sacerdote. La organización de los obispos transalpinos recuerda que el objetivo es "la capacidad de acoger como un don, de elegir libremente y vivir responsablemente la castidad en el celibato".
El documento aclara que, para la Iglesia Católica, "la castidad es la libertad de la posesión en todos los ámbitos de la vida" y, por tanto, también en el "afectivo y sexual". El "celibato" representa la "motivación" que explica la "renuncia", las "frustraciones" y la "falta de gratificación afectiva y sexual".
La decisión de la CEI, avalada por el Vaticano, de admitir a personas homosexuales en los seminarios representa una apertura y, a la vez, una aclaración. Esto ocurre después de que el Papa Francisco se refiriera en mayo del año pasado a la presencia de demasiado "mariconeo" en los seminarios, generando controversia a nivel mundial. A pesar de este desacierto, el Pontífice ha mostrado gestos de apertura hacia el colectivo homosexual desde el inicio de su pontificado.
En resumen, la decisión de permitir el acceso de personas homosexuales a los seminarios italianos marca un momento histórico en la Iglesia Católica, al tiempo que reafirma la importancia de la castidad y el celibato en la formación de futuros sacerdotes.